La dueña de esta maravillosa Posada, Ana, decidió convertir la casa de sus abuelos en uno de los lugares con más encanto de toda Cantabria. Acogedora casa, limpia, tranquila y con todo lujo de detalles. Cuidada a más no poder. Ella misma prepara un delicioso desayuno en su bonita terraza, y se respira paz en todo momento. El precio me parece bajísimo para tanto cuidado y belleza. Les recomiendo este rincón de sosiego al lado de la preciosa Santillana del Mar. Vale mucho la pena.
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