La casa es estupenda. Hemos estado en noviembre, pero con buen tiempo se debe disfrutar mucho más. Tiene un porche estupendo para comer o leer. Y la zona de barbacoa muy amplia. Carmen, la dueña del alojamiento, es muy maja y accesible y además tiene una tienda de ultramarinos, que nos vino genial para comprar para las cenas y desayunos. Sin duda, volveremos.
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