La villa de Comillas se encuentra en la costa occidental de Cantabria, cerca de Santander. Esta villa es declarada Conjunto Histórico Artístico en 1985, y es conocida con el apelativo “Villa de los Arzobispos” porque en los siglos XVII y XVIII nacieron cinco prelados que ocuparon importantes diócesis.
Está llena de excelentes muestras de arquitectura modernista del siglo XIX, especialmente de la escuela catalana. Palacios, casas solariegas, bellos edificios, pequeñas plazas, parques y rincones empedrados completan el paisaje de este precioso lugar, sin olvidarnos de la hermosa playa que todos los veranos atrae a miles de turistas.
En el centro del casco urbano de la villa de Comillas encontramos la bella plaza central compuesta por alguna casona, la Iglesia Parroquial de San Cristóbal (Siglo XVII), el Ayuntamiento. Por uno de los ángulos de la plaza se accede a la Plaza de los Tres Caños, donde además de una casa blasonada y una torres se encuentra la fuente del mismo nombre.
A las afueras de la villa, enclavado en lo alto de una loma, encontramos el cementerio presidido por las ruinas de la iglesia gótica y allí se encuentra también uno de los más bellos detalles del paisaje comillés, el Ángel de Llimona, colocado en lo alto con espada en mano y mirando al mar.
Complejo neogótico-mudéjar diseñado por Lluis Domènech i Montaner en 1980 es un impresionante ejemplo de la arquitectura de la época.
Originalmente un seminario católico, hoy se puede visitar y disfrutar de su magnífico interior y de unas impresionantes vistas de la villa desde su exterior.
La puerta de la Universidad Pontificia donde se une el ladrillo, la cerámica con reflejos metálicos y piedras labradas en el escudo, donde aparece la tiara y las llaves pontificias junto al anagrama jesuítico JHS (Jesús de los hombres salvador). Desde esta puerta accedemos a la Universidad Pontificia que fue fundada como seminario de pobres (posteriormente Universidad Pontificia) dirigido por los jesuitas, cuyo modelo docente triunfaba desde el SXVII.
Palacio neogótico, construido en 188 por Joan Martorell por encargo del primer marqués de Comillas, Antonio López y López, destaca por su estilo y dimensiones venecianos. Su interior alberga muebles diseñados por Antonio Gaudí y pinturas de Eduardo Llorens.
Formando conjunto de estilo con el palacio, se encuentra la Capilla-Panteón de los Marqueses de Comillas, que se caracteriza por los mausoleos de mármol.
Contruido como residencia de verano para Máximo Díaz de Quijano, El Capricho es una maravilla modernista que muestra la influencia de Gaudí. La fachada oriental, completamente revestida de cerámica, y los motivos musicales incorporados son aspectos destacados.
De estilo arabesco, declarado monumento histórico-artístico en 1969.
Un homenaje modernista al primer marqués de Comillas, Antonio López y López, este monumento diseñado por Domenech i Muntaner se encuentra en el parque Güel y Martos. El lugar ofrece unas vistas espectaculares de la costa cantábrica.
Destaca por la espectacularidad paisajística del emplazamiento en lo alto de una colina que asoma al mar.
Mandada construir por el Marqués de Comillas para su madre, es la única construida en piedra de sillería, bien labrada pero sin ornamentar.