La Posada Araceli en Santillana del Mar es, sin duda, un lugar que supera todas las expectativas. Desde el primer momento, la atención marca la diferencia: cercana, amable y siempre pendiente de cada detalle, creando una sensación de confianza y hospitalidad difícil de encontrar. El ambiente de la posada transmite calidez y familiaridad, convirtiéndola en un verdadero hogar fuera de casa. Cada rincón refleja cariño y dedicación, lo que invita al descanso y a disfrutar de la tranquilidad que ofrece este encantador pueblo cántabro. Su ubicación es perfecta para recorrer Santillana del Mar y disfrutar de su historia, gastronomía y paisajes. Todo ello acompañado por un trato personal inmejorable que hace que la estancia sea una experiencia inolvidable. Recomiendo totalmente la Posada Araceli: un lugar donde la comodidad, el ambiente familiar y la atención fantástica hacen que uno quiera volver siempre. ???? Gracias por todo Pau y Kari
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