La Posada es preciosa, bien cuidado el jardín y el interior del establecimiento.  El contexto ideal para descansar y respirar aire puro. Las vistas espectaculares.  La dueña, Lidia, muy amable y atenta. Sin duda, recomiendo este sitio y, si vuelvo a Cantabria,  me quedaría de nuevo en la Posada.
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